El pie de atleta, o tinea pedis, es una de las infecciones fúngicas más comunes del mundo, afectando aproximadamente al 15% de la población global. Aunque su nombre puede dar a entender que solo afecta a deportistas, la realidad es que puede desarrollarse en cualquier persona que reúna ciertas condiciones, especialmente si se expone a ambientes húmedos y cálidos con frecuencia.
Esta infección está causada principalmente por hongos dermatofitos, especialmente del género Trichophyton (como T. rubrum y T. mentagrophytes) que se alimentan de la queratina presente en la piel.
Los hongos suelen prosperar en ambientes cálidos, oscuros y húmedos, como el interior del calzado deportivo o duchas públicas, lo que los convierte en un problema recurrente entre personas que usan calzado cerrado durante muchas horas o que sudan excesivamente en los pies.
Por lo general la infección comienza entre los dedos de los pies y, aunque puede parecer inofensiva, requiere atención y tratamiento adecuado para evitar complicaciones graves.
Síntomas del pie de atleta
Los síntomas del pie de atleta pueden variar según el tipo de infección, pero los signos y síntomas comunes incluyen:
- Descamación y piel agrietada, sobre todo entre los dedos del pie (especialmente entre el cuarto y quinto).
- Picor intenso, a menudo acompañado de ardor y en especial justo después de quitarse los zapatos y los calcetines.
- Enrojecimiento o inflamación de la piel.
- En algunos casos, ampollas o lesiones que pueden supurar.
- Mal olor asociado a la infección.
Si vas a hacer deporte o vas a pasar muchas horas con el pie dentro de un calzado cerrado y poco ventilado, como pueden ser unas botas, usa calcetines técnicos con una buena transpiración.
Cuando no se trata a tiempo, la infección puede extenderse a la planta del pie (forma mocasín) o incluso a las uñas, provocando una onicomicosis.
Tipos principales de pie de atleta
El pie de atleta puede manifestarse de diferentes formas según su localización y características clínicas:
1. Tipo interdigital: Es la forma más característica, con enrojecimiento, maceración (ablandamiento de la piel por humedad), fisuras y descamación, observándose más frecuentemente entre el cuarto y quinto dedo del pie.
2. Tipo hiperqueratósico o "mocasín": Se presenta típicamente con descamación irregular o difusa en la parte inferior, medial y lateral de los pies, como si fuese la forma de un mocasín.
3. Tipo vesiculoso/inflamatorio: Caracterizado por vesículas o ampollas dolorosas y pruriginosas (picor o escozor), más frecuentemente en el empeine o superficie plantar anterior.
Causas y factores de riesgo
El pie de atleta se debe al mismo tipo de hongo (dermatofitos) que causa la tiña. Los calcetines y zapatos húmedos, las condiciones cálidas y la humedad pueden favorecer la proliferación de estos organismos.
Principales factores de riesgo:
- Calzado oclusivo: Usar calzado cerrado con frecuencia.
- Sudoración excesiva: Sudar intensamente.
- Exposición en lugares públicos: Caminar descalzo en áreas públicas donde la infección puede propagarse, como vestidores, saunas, piscinas, baños y duchas comunes.
- Contacto directo: Compartir alfombras, tapetes, ropa de cama, calcetines o zapatos con alguien que tiene una infección fúngica.
- Condiciones médicas: Diabetes, inmunosupresión o problemas circulatorios.
El clima tropical es más húmedo y causa sudoración excesiva, que se agrava por ropa oclusiva, calcetines y calzado, predisponiendo a infecciones dermatofíticas.
Transmisión y contagio
El pie de atleta es contagioso y puede propagarse mediante el contacto con una persona infectada o con superficies contaminadas, como toallas, pisos y calzado. También puedes propagarlo del pie a otras partes del cuerpo, especialmente si te rascas o te tocas las partes infectadas del pie.
Según un estudio publicado en Journal of the American Academy of Dermatology, el 25-30% de los casos no tratados evolucionan hacia una forma crónica.
Los pacientes contraen la infección por contacto directo con el organismo mientras caminan descalzos. Los hongos pueden sobrevivir en superficies húmedas durante períodos prolongados, haciendo que instalaciones comunitarias como piscinas y duchas sean focos importantes de transmisión.
Tratamiento del pie de atleta
El tratamiento suele ser efectivo si se actúa con rapidez. Para la mayoría de los casos se recomienda un tratamiento tópico, mediante la aplicación de cremas antimicóticas sin receta médica como el clotrimazol, la terbinafina o el miconazol; normalmente de 1 a 4 semanas, según el producto.
Para las infecciones más graves se requieren antifúngicos orales mediante receta médica. Normalmente se prescriben cuando hay afectación de la uñas o se trata de infecciones severas.
Los lugares públicos, como las piscinas o los vestuarios de los gimnasios son sitios muy propensos a infectarse de hongos.
Para todos los casos es fundamental realizar una higiene estricta de los pies: lavarlos y secarlos bien (sobre todo entre los dedos, incluso con secador si fuese necesario), cambiar de calcetines a diario (o más de una vez al día) y usar calzado que ofrezca una correcta ventilación.
Es fundamental no interrumpir el tratamiento antes de tiempo, aunque los síntomas mejoren, ya que esto favorece recaídas o resistencias.
¿Qué consecuencias tiene no tratarlo?
No tratar a tiempo el pie de atleta puede desencadenar complicaciones importantes:
- Infecciones bacterianas secundarias y más severas, como celulitis.
- Diseminación del hongo a otras partes del cuerpo o a otras personas.
- La tinea pedis crónica o severa puede resultar en linfangitis, caracterizada por la aparición de líneas rojas que se extienden desde el área afectada e hinchazón y sensibilidad de los vasos linfáticos.
- Onicomicosis (infección fúngica de las uñas), de tratamiento mucho más prolongado.
- Reapariciones frecuentes y persistentes, con posible resistencia al tratamiento.
Según un estudio publicado en Journal of the American Academy of Dermatology, el 25-30% de los casos no tratados evolucionan hacia una forma crónica.
Poblaciones en riesgo especial
Los pacientes diabéticos con tinea pedis tienen un mayor riesgo de desarrollar onicomicosis. Además, la presencia de tinea pedis interdigital es un factor de riesgo para celulitis en pacientes con linfedema.
Cómo prevenir el pie de atleta
Hay algunos hábitos sencillos que pueden marcar la diferencia entre mantener los pies libres de infecciones fúngicas o desarrollar un pie de atleta.
Higiene personal
El principal consejo para prevenir el pie de atleta es llevar una correcta pauta de higiene. Lávate los pies a diario. Usa agua tibia y jabonosa y enjuaga y seca bien los pies, especialmente entre los dedos.
Cámbiate los calcetines regularmente, al menos una vez al día y más a menudo si te sudan mucho los pies. Si vas a hacer deporte o vas a pasar muchas horas con el pie dentro de un calzado cerrado y poco ventilado, como pueden ser unas botas, usa calcetines técnicos con una buena transpiración, como Podoks, que están diseñados para mantener la piel seca y libre de fricción gracias al tejido Coolmax.
Cuidado del calzado
Si ya has tenido una infección previamente, desinfecta el calzado. También es recomendable alternar las zapatillas o zapatos y no usar el mismo todos los días. De este modo el calzado tendrá tiempo para secarse después de cada uso.
Deja que los pies se aireen. Cuando puedas, usa sandalias para que los pies se aireen lo más posible.
Precauciones en lugares públicos
Los lugares públicos, como las piscinas o los vestuarios de los gimnasios son sitios muy propensos a infectarse de hongos. Evita compartir toallas y sobre todo no andes descalzo en duchas públicas, gimnasio o piscinas. Usa sandalias o zapatos impermeables (las famosas chancletas) cuando camines alrededor de piscinas, duchas públicas y vestuarios compartidos.
Conclusión
El pie de atleta es una infección común pero tratable que requiere atención adecuada para prevenir complicaciones. Estos remedios, en general, curan la infección pero ésta puede volver, por lo que la prevención continua es fundamental.
La clave está en mantener los pies limpios y secos, usar calzado adecuado, y buscar tratamiento médico cuando sea necesario. Se ha estimado que más de US$500 millones por año se gastan mundialmente en medicamentos para tratar dermatofitosis, lo que subraya la importancia de la prevención como la estrategia más costo-efectiva.
En Podoks, diseñamos nuestros calcetines con tejidos que favorecen la transpiración del pie y que llevan un tratamiento antibacteriano para prevenir infecciones.
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Referencias científicas:
Host-Pathogen Interaction and Resistance Mechanisms in Dermatophytes - MDPI Pathogens
Dermatophytic Diseases: A Review of Tinea Pedis - medRxiv
Tinea Pedis - StatPearls - NCBI Bookshelf
Dermatophyte Infections Worldwide: Increase in Incidence and Associated Antifungal Resistance - MDPI Life
Review on host-pathogen interaction in dermatophyte infections - ScienceDirect
A Foot in the Door for Dermatophyte Research - PLOS Pathogens
Mayo Clinic. Pie de atleta. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/athletes-foot
Elewski BE. Tinea pedis: diagnosis and treatment. J Am Acad Dermatol. 1994;31(3 Pt 2):S31-33. doi:10.1016/0190-9622(94)90264-x
MedlinePlus. Pie de atleta (tinea pedis). https://medlineplus.gov/spanish/athletesfoot.html
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